LA HUELGA DE 1911 EN BIZKAIA



En mayo de 1890 Bizkaia vivió la primera huelga general obrera, que conmocionó a la opinión pública de la época, aquella gran huelga inauguró lo que se llamó “el periodo de las grandes huelgas de Bizkaia”, entre 1890 y 1910 la provincia conoció cinco huelgas generales de amplia dimensión.

El proceso acelerado de crecimiento económico, que se produce por la masiva extracción y exportación del mineral de hierro, la rápida industrialización en las factorías que se instalan en una de las márgenes de la ría, dieron lugar a una espectacular concentración obrera en un área de dimensiones muy reducidas.

En Bizkaia existía una gran concentración obrera, la prensa de Bilbaina cifraba en más de 25.000 trabajadores en las zonas minera y fabril de la provincia,

En la minas de Bizkaia las condiciones de vida eran de autentica esclavitud, los mineros tenian que alojarse en inmundos barracones (también se les llamó “cuarteles”) o de pupilos en casas de capataces, una queja repetida por los mineros era la de que al acercarse a las minas en busca de trabajo, había que preguntar al capataz si tenía cama para dormir, y comprar sus alimentos obligatoriamente en cantinas regentadas por éstos últimos.

Los patronos a traves de la Oficina de Información Obrera del Centro Industrial de Bizkaia, encargada de confeccionar las "listas negras" de los obreros a los que no había que contratar.

La prensa de la época afirmaba que las huelgas eran un fenómeno desconocido, cosa que no era cierta, ya se habían producido pequeños conflictos obreros “en 1872 los operarios de la fábrica de hierro Nuestra Señora del Carmen protagonizan una breve huelga; en 1884 hay otra de panaderos por cuestiones salariales; otra más de 100 mineros de la mina Unión en 1886, y una de canteros en 1888”.


  
Día a día miles de trabajadores y sus familias, se desenvolvian en una atmósfera cargada de materias volátiles, escaseaba el aire puro, sufrieron los efectos negativos de la proximidad de las fábricas, al tiempo que se desarrollaban largas jornadas de trabajo, mal remuneradas, padecieron carencias alimentarias.

Todo ello en un ambiente degradado en el que la higiene brillaba por su ausencia, las infraestructuras eran algo casi desconocido y la utilización de aguas contaminadas por filtraciones residuales industriales y domésticas era algo corriente. 
La situación de una barriada en 1.889 era de autentico escandalo, antihigiénica, se producia una aglomeración de habitantes en las casas por la escasez y carestía de las viviendas. Los primeros arrendatarios alquilan por una habitación por veinte pesetas al mes y por no poder satisfacerlos admitian a dos o más posaderos o uno o dos matrimonios. A los primeros les cobraban mensualmente dos duros, por cuidarles, la comida, la ropa y darles cama, con los segundos compartian de tres o cuatro piezas pequeñas en donde vivian diez, doce y más inquilinos. Como consecuencia en los barrios se producian infeciones de viruela, difteria y otras enfermedades infecciosas y contagiosas.

Habia habitaciones donde no se podía penetrar, por los olores fétidos y nauseabundos que despedian debido a la suciedad y la aglomeración de gentes que en ellas habitaban

Así, no resulta extraño la rápida propagación de enfermedades epidémicas (viruela, cólera, sarampión, tosferina, meningitis,…) y de enfermedades transmitidas por el aire (catarros, resfriados, neumonías, pulmonías, bronquitis,…), el agua y los alimentos escasos y en mal estado (gastritis, enteritis, diarreas,…).

Como consecuencia directa, el índice de mortalidad experimentó a finales del siglo XIX y principios del XX un elevado incremento siendo especialmente dramático entre la población infantil, la esperanza de vida en el área industrial de Bizkaia, disminuyó conforme aumentaba la saturación de sus cascos urbanos, asi como la miseria, la criminalidad, el alcoholismo.

En 1.900-1.906, Bizkaia tenía una tasa de 12,06% de defunciones por tuberculosis, mientras que Bilbao se situaba por encima con un 15,75%. 
Pronto esas carencias y necesidades de la clase trabajadora en materia de trabajo, alojamiento, sanidad, higiene,… chocaron con la opulencia de la burguesía, lo que suscitó numerosas protestas.

Los conflictos más graves que tuvieron lugar en Bilbao y sus inmediaciones, fueron sin duda los de 1910-1911, sobre todo los de 1911. La huelga que comenzara en el verano de 1910 reivindicaba una jornada de trabajo de nueve horas, y dada la excesiva intransigencia de los empresarios, recibió el visto bueno de la opinión pública.

Los trabajadores de las tipografias tambien pararon, mientras los propietarios eran protegidos por fuerzas de la guardia civil, para dar servicio a los diarios, de las derechas, que a la sazon publicarian arenas contarrias la huelga.

La reacción de la prensa, entre ellas la de La Baskonia fue muy distinta, ya que reprobaba la huelga, alegando su ineptitud para presionar a los empresarios: “Existe el convencimiento de que esas huelgas, provocadas por perturbadores profesionales, no son la vía más adecuada para solucionar las desavenencias entre los trabajadores y los patrones”. La Baskonia arremetia contra los trabajadores: “Esas personas desarraigadas se ven a sí mismas como gente extraña, y, llenos de ira, intentan herir a todo aquel que se muestra en desacuerdo”.

Entre tanto los trabajadores salieron en masa a las calles, se notaba una nutrida presencia del Ejército, el ambiente se iba caldeando, los diarios, propiedad de las clases adineradas, cargaban contra los huelgistas, para evitar que desde, los escasos, diarios de los partidos y sindicatos de izquierdas, se pudieran difundir consignas favorables a la huelga, se implantado la censura informativa, los enfrentamientos del Ejército con los trabajadores fueron constantes y las listas de heridos crecían sin parar.

La huelga afecto a todos los transportes quedando paralizados ambos lados de la ria, sin embargo los miembros de la burguesia vasca y los directivos de sus empresas, de los barrios de Getxo (Algorta, Neguri y Las Arenas), dispusieron de un remolcador, que desde los muelles de Ripa, les trasladaba a sus domicilios, mientras que los trabajadores eran apaleados, por cargas realizadas por la infanteria del ejercito, por dichos muelles y el Arenal Bilbaino.



En Septiembre de 1911 mientras que en Bilbao, margenes de la ria y la zona Minera, se iban sucediendo enfrentamientos entre los obreros y los militares que provocaron numerosos heridos, los trenes eran asaltados por los trabajadores para poder abastecerse de alimentos, por orden del Capitan General quedaban suspendidas las conferencias telefónicas con Bilbao, en Algorta el carro del pan que habia salido de Bilbao, para aprovisionar a los soldados de las Baterias, fue detenido por los huelguistas, obligandole a retroceder. Sin embargo con la llegada de la milicia a Algorta cesaron los “Somatenes” (cuerpo auxiliar del orden público en el ámbito rural, destinado a proteger los dominios de los grandes propietarios).

Apenas quedó declarada la huelga general, los obreros de las fábricas abandonaron él trabajo. Algunos intentaron asaltar las panaderías con el propósito de abastecerse, las fuerzas de seguridad cargaron a sablazos, provocando numerosos heridos, las tropas del regimiento de Garellano salieron del cuartel de San Francisco, el dia habia amaneció con las fábricas y talleres paralizados, a las diez de la mañana, numerosos grupos de huelguistas obligaron á suspender los servicios de ferrocarriles, impidiendo el tránsito rodado por el puente dé Vizcaya. 
Al mismo tiempo, un numeroso grupo de huelguistas, con objeto de impedir la circulación del tren de Portugálete que estaba dispuesto para conducir, tropas a Baracaldo, colocó rieles atravesando en la vía del muelle de Uribitarte. 
Los guardias municipales y de seguridad que prestaban servicio en el citado muelle trataron de retirar los rieles y despejar los grupos, ante la resistencia de los huelguistas, quienes les arrojaron piedras, hicieron uso de sus armas.
  
Los incidentes entra los bares y cafes eran constantes, los cafés no abrieron sus puertas por no haberse presentado los camareros, en vista de ello, los propietarios, en la reunión que celebraron aquella misma mañana, acordaron hacer contratos con camareros no asociados, dándoles un sueldo fijo y prohibiendo que perciban propinas, grupos de camareros, unidos á los carreteros recorrian los cafés, conminando á sus dueños a cerrarlos. El dueño del Café Inglés protestó de la coacción, promoviéndose un incidente. Acudieron guardias municipales guienes disolvieron a los grupos a bastonazos.


En Algorta los huelguistas intentaron cortar el cable internacional de Comunicaciones. Las de fuerzas de caballería, dieron una carga, consiguiendo dispersar los grupos de huelguistas.

Como no circulaban los tranvías de Santurce ni los de Las Arenas, los trenes de esa línea salian abarrotados de pasajeros, y el puente de Vizcaya hizo un negocio redondo.

Las clases empresariales ante el temor de verse desbordadas por los trabajadores, que estos pudieran conseguir una victoria politica, empezando por la Cámara de Comercio, los Bancos (Bilbao, Vizcaya el de Crédito de la Unión Minera), la Asociación de Navieros, la Liga de Productores, Altos Hornos de Vizcaya y todas las instituciones patronales del momento, ofrecieron su ayuda y dinero al gobernador militar de Bizkaia, este emitió un bando en el que declaraba ilegales todas las huelgas convocadas, después proclamamo el estado de guerra, añadiendo que se haría fuego sobre quienes no respetasen la ley marcial.

Para las 12 de la noche una compañía del regimiento de Garellano con banda de música, clarines y tambores, recorria las calles y plazas publicando el bando en que se declara el estado de guerra.


El lunes 18 septiembre de 1911 desde primera hora de la mañana los tranvías circularon, gobernados por ingenieros militares, quienes anteriormente habían hecho prácticas en ia Central Eléctrica para el manejo de los aparatos, marchando los vehículos a gran velocidad.

En estas condiciones la lucha obrera tuvo que parar, encontra de lo que la prensa local afirmaba, los diarios internacionales, sobre todo los franceses escribian en sus paginas que la misma habia sido “un movimiento democrático y republicano, que merecia las simpatías de los demócratas y republicanos del mundo entero”.

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