MANIFIESTO CONJUNTO UGT-CNT. 1917


Tras la labor de protesta constantemente ejercitada por las organizaciones obreras contra los abusos de la administración y las corruptelas de la política que nuestro país padece, la huelga general del 18 de diciembre último, admirable ejemplo de eficacia de la organización y testimonio irrecusable de la capacidad creciente del proletariado español, habría debido producir alguna atenuación, al menos, de los males por todos reconocidos y continuamente denunciados.

Pero a pesar de nuestras advertencias serenas, de nuestras quejas metódicas y reflexivamente fundamentadas y de nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo.

Ciertamente que si las privaciones a las que se ve sometido el pueblo español fuesen una consecuencia necesaria de la economía mundial, cuya solución no depende de nosotros ni de los elementos directivos de nuestra vida nacional, nuestras quejas serían absolutamente estériles y nuestras protestas no tendrían otra eficacia que la de imprecaciones más o menos vehementes contra los misteriosos destinos de la fatalidad.

Pero ¿habrá algún gobernante español que pueda afirmar en conciencia que las condiciones insoportables de nuestra vida, agravadas sin duda por la guerra, no son consecuencia de un régimen de privilegio, de una orgía constante, expresión de una desenfrenada inmoralidad que encuentra en los organismos públicos el amparo y la defensa que debían prestar a la vida del pueblo?

Las luchas provocadas por la competencia entre los diversos grupos de explotadores de la vida de la nación pueden dispensar al proletariado de hacer la crítica del régimen vergonzoso que padece España.

Las denuncias diarias de la prensa, los abusos que descubren las públicas discusiones de las asambleas, la labor misma de las Cortes, tan estéril para el bien como reveladora de crecientes impurezas, son los folios de un largo y complicado proceso cuya sentencia habrá de ser dictada y cumplida por el pueblo, como juez inapelable.

Todos los días, la prensa ofrece el testimonio de la preocupación de los gobernantes ante las complicaciones de los problemas presentes. ¿En qué se gasta su actividad que sus resultados beneficiosos no llegan nunca al pueblo trabajador? Todos esos esfuerzos de los gobernantes, el pueblo sabe bien que se gastan en un empeño imposible de armonizar los intereses privados opuestos, que encuentran en los momentos más angustiosos de la vida nacional la ocasión más propicia para aumentar sus ganancias.

Las empresas de ferrocarriles, las compañías navieras, los mineros, los fabricantes, los ganaderos, los trigueros, los múltiples acaparadores e intermediarios, los trust que monopolizan los negocios en las grandes poblaciones, los gremios degradados y degradantes, todos representan intereses particulares, que hallan amparo y protección en los poderes públicos, mientras el pueblo emigra o perece.

Y no es posible seguir ya engañando al país con discursos más o menos brillantes, ni con preámbulos de leyes cuyo articulado desmiente las propias ideas proclamadas por los ministros en la Gaceta.

En la presente y crítica situación ya ha visto el pueblo lo que ha quedado de las promesas de reforma de la economía nacional. Continúan las eternas ocultaciones de riqueza, los más llamados al sostenimiento de las cargas públicas siguen sustrayéndose al cumplimiento de ese deber de ciudadanía, los beneficiados con los negocios de la guerra ni emplean sus ganancias en el fomento de la riqueza nacional, ni se avienen a entregar parte de sus beneficios al Estado, y el gobierno, débil con los poderosos y altivo con los humildes, lanza a diario contra los obreros a la Guardia Civil, mientras prepara empréstitos de transformación de la Deuda y ofrece a los capitalistas una colocación lucrativa a sus fondos ociosos, so pretexto de promover obras públicas que jamás se realizan.
Y si de los pomposos ofrecimientos de reformas económicas y de promoción de obras públicas no queda más que el rumor de vanas palabras, ¿para qué ha servido la ley de Subsistencias, como no sea para revelar la dependencia vergonzosa en que se halla el gobierno con respecto a las agrupaciones gremiales más conocidas y más odiadas por los consumidores?

¿De qué nos vale formular un día y otro nuestras quejas, y de qué nos sirve el reconocimiento de la justicia de nuestras demandas por los mismos hombres que ocupan el Poder, si no logramos nunca vislumbrar el remedio de nuestros males?

La impotencia de los poderes públicos para resolver los problemas vitales de la nación la está proclamando la acción militar en Marruecos, sangrienta y vergonzosa ruina de España, por todos los gobernantes censurada, pero por todos igualmente mantenida.

Después de las prolijas discusiones a que la acción de España en Marruecos ha dado lugar, a nadie se le oculta ya que esta reincidencia de los poderes públicos en los antiguos errores bélicos, militaristas y dinásticos bastaría por sí sola para provocar por parte de la nación la más violenta de las actuaciones contra los causantes de su desgracia.

Estos males, percibidos a diario por el proletariado, han formado en él, tras una larga y dolorosa experiencia, el convencimiento de que las luchas parciales de cada asociación con los patronos, asistidas por la solidaridad de los compañeros de infortunio, no bastan a conjurar los graves peligros que amenazan a los trabajadores.

El proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de la unificación de sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación erigida en sistema de gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión General de Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han acordado por unanimidad:

1º. Que en vista del examen detenido y desapasionado que los firmantes de este documento han hecho de la situación actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento; no encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último congreso de la Unión General de Trabajadores y Asamblea de Valencia, y con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimum de las condiciones decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.

2º. Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales, los organismos proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.

3º. Que los abajo firmantes, debidamente autorizados por los organismos obreros que representan, y en virtud de los poderes que les han sido conferidos por la clase trabajadora, se consideran en el deber de realizar, en relación con las diversas secciones, todos los trabajos conducentes a organizar y encauzar debidamente el movimiento, así como también a determinar la fecha en que debe ponerse en práctica, teniendo en cuenta las condiciones más favorables para el triunfo de nuestros propósitos.


La Correspondencia de España. Madrid, 28 de marzo de 1917.

REVOLUCION 13 DE AGOSTO DE 1917

El 13 de agosto de 1917 con la proclamación de la Huelga General Revolucionaria, se inicia en España un movimiento revolucionario que resultó ser precursor del movimiento también revolucionario bolchevique que terminó con la Monarquía Zarista y que dio lugar al nacimiento de la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS): la Revolución de Octubre de 1917 en San Petersburgo.
La Revolución de 1917 en España se inicia con numerosas huelgas, bien coordinadas en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia y Bilbao. El movimiento revolucionario es especialmente violento en Madrid y en el medio rural.
A comienzos de 1917 los síntomas de la economía española hacían presagiar lo que se iba a producir meses más tarde. Una floja cosecha de trigo y la crisis industrial, hacen que se produzcan enfrentamientos revolucionarios en la base social agrícola e industrial de España. El aumento de precios durante los primeros meses de 1917 fue desproporcionada; y la batalla de Vedún parecía indicar falsamente final de la Gran Guerra y el miedo a la pérdidas de pedidos industriales acrecentaba la recesión económica. Para completar el panorama, el 15 de marzo, abdica el Zar en Rusia y se inicia la etapa burguesa de Kerenski, que terminaría desembocando en la revolución de los soviet en octubre.
El PSOE y la CNT lo tuvieron fácil gracias al desprestigio del gobierno del conservador Eduardo Dato. El gobierno era incapaz de dar respuesta adecuada al clima de desorden y enfrentamiento motivados por las huelgas revolucionarias organizadas por los agitadores socialistas y anarquistas.
revolucion 1917
La detenciones fueron numerosas en agosto de 1917

Los sindicatos militares, organizados en las Juntas de Defensa, también tuvieron influencia en el movimiento revolucionario. Estas organizaciones reclamaban mejores condiciones económicas y cambios en el sistema de ascensos en el Ejército y la Armada. Los cuarteles estaban muy infiltrados por los activistas socialistas y había un estado evidente de insubordinación.

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Enfrentamientos entre revolucionarios y el ejército en agosto de 1917

Para terminar de cuadrar el ambiente revolucionario, la situación social de obreros y campesinos era muy penosa. En tal estado de cosas, fundamentalmente los dirigentes del PSOE y ciertos sectores anarquistas, influidos ya unos y otros de una nítida tendencia hacia las soluciones de carácter revolucionario, tal y como se venían propugnando en Rusia, creen llegado el momento de dar el paso definitivo y lo hacen a través de las huelgas parciales y sectoriales que concluyen en la proclamación de la huelga General Revolucionaria en toda España.
El PSOE apoya la huelga general revolucionaria . Su fundador y dirigente, Pablo Iglesias, defensor del marxismo puro, la lucha de clases, el Manifiesto Comunista, la dictadura del proletariado, la destrucción de la Iglesia, el Ejército, los Jueces, etc. , no tuvo reparos en apoyar la huelga general revolucionaria en medio de un clima de crisis y de crispación social casi sin precedentes .

revolucion 1917
Las tropas en la calle en la Revolución de Agosto de 1917

Lo relevante y peculiar de este movimiento no son los fines laborales, ni mucho menos, sino claramente políticos, pues no es el de 1917 un movimiento reivindicativo de origen y finalidad social, sino que bajo tal apariencia sus fines son la toma del poder, el derrocamiento del régimen monárquico y su sustitución por otro de claro matiz revolucionario.
El 27 Marzo1917,se publica un manifiesto de  socialistas, anarquistas,  las Juntas Militares de Defensa y los catalanistas de Cambó. En la proclama firmada por sus líderes y distribuida por toda la nación se dice textualmente que el objetivo de todos los paros, manifestaciones y enfrentamientos es:
“...la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivos y moderador, la elección de Cortes constituyentes..... y en definitiva, el cambio completo de régimen....”
Se trataba de destruir el sistema legalmente establecido, es decir, la Monarquía, a través de la violencia y la presión en la calle, para instaurar otro sistema distinto, de claro matiz revolucionario y bolchevique. En Rusia ocurrió lo mismo dos meses después.
el comité de huelga .revolucion 1917
El comité de huelga que dio lugar a la crisis de 1917: Besteiro, Anguiano, Saborit y Largo Caballero (sentado)

19 Julio 1917. Se disuelve la Asamblea de parlamentarios. Se detiene al comité de Huelga ( Saborit, Besteiro, Largo Caballero y Anguiano). Otros dirigentes republicanos como Leroux se escondían y huían fuera de España. Los catalanistas de Cambó se arrugaron y cínicamente condenaron a anarquistas y socialistas.
13 Agosto 1917. Huelga general en toda España.
17 de Agosto de 1917 está controlada la situación, las fuerzas de seguridad y del Ejército devolvieron la calle a la legalidad vigente . Es verdad que la mayoría de la población no secundó las huelgas e, incluso, algunos grupos de jóvenes “mauristas” se organizaron en torno a José Calvo Sotelo, quien irá adquiriendo gran importancia con el paso de los años, oponiéndose abiertamente a los huelguistas y colaborando de manera activa en impedir el colapso total de los servicios públicos y de suministro de artículos de primera necesidad, reventando la eficacia de los paros obreros de transportes y abastecimientos en alguna que otra ciudad. El gobierno actuó con celeridad y los dirigentes del comité de huelga entraron en la cárcel.
comite de huelga 
Anguiano, Largo Caballero, Besteiro y Saborit, acabaron en la carcel

El balance de este organizado levantamiento revolucionario fueron 100 muertos de los cuales una treintena lo fueron en Barcelona, catorce en Madrid y cerca de veinticinco en Bilbao. Son detenidos y condenados a cadena perpetua sus líderes más destacados , aunque como tantas otra veces, indultados más tarde por el siguiente Gobierno.
Los socialistas Julián Besteiro, Anguiano, Saborit y Francisco Largo Caballero tuvieron un debut político no muy deseable. Sus argumentos no estaban basados en el diálogo, la tolerancia y el respeto a la legalidad, sino que lo hicieron como agitadores, justificando la violencia . Esta actitud permanecería en los dirigentes del PSOE incluso tras la caída de la Monarquía en 1931.
En Rusia, en octubre del mismo año, sí triunfa el movimiento revolucionario de Lenin . Tras una sangrienta guerra civil , los bolcheviques toma el poder y seguirán después de sangrientas purgas y persecuciones de sus enemigos, adversarios o simplemente ciudadanos sin filiación política, convertirán a Rusia en la URSS y en la cuna de la dictadura del proletariado.
revolucion 1917

Noviembre 1917. Campaña a favor de amnistía de los revolucionarios. Fueron elegidos concejales por Madrid los 4 miembros del comité de huelga. El sistema constitucional sirve para burlar la acción de la justicia.
Febrero 1918. Disolución de las Cortes y convocatoria de elecciones. Intensa campaña a favor de amnistía de los revolucionarios. El sistema constitucional sirve para burlar la acción de la justicia. Son elegidos diputados Indalecio Prieto por Bilbao, Besteiro por Madrid, Anguiano por Valencia, Saborit por Asturias y Largo Caballero por Barcelona. El sistema trató con benevolencia a los revolucionarios (anarquistas, socialistas, catalanistas y republicanos), pero no se integraron  en el sistema. El nuevo parlamento queda repleto de grupúsculos políticos, obteniendo actas de diputados Indalecio Prieto y los cuatro miembros del PSOE del Comité organizador de la Revolución de 1917 . La paradoja convierte al sistema parlamentario español en una forma de gobierno cuando menos “peculiar” pues los presos de un día, serán diputados al siguiente y viceversa.

Las acciones revolucionaras continuaron en 1918 cuando tienen lugar en España las huelgas de panaderos de Madrid y sobre todo la de funcionarios de Correos y Telégrafos que obliga al Gobierno a disolver este cuerpo de funcionarios, dejando durante días a España con sus comunicaciones afectadas . Esta decisión sería luego revocada por el nuevo Gobierno en los ya frecuentes cambios bruscos de dirección de los Ejecutivos que se sucedían en aquellos años.
tranvia vigilado por el jercito 1917
Tranvía vigilado por el ejército en las calle de Madrid

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